Los astrónomos han perdido de vista el agujero negro supermasivo que estaba ubicado en la galaxia Abell 2261. Los científicos no pudieron encontrar ningún rastro de la existencia de un objeto espacial. Según Sciencealert, la desaparición de uno de los agujeros negros supermasivos más grandes del universo ha planteado interrogantes en el mundo científico, ya que no existe evidencia de actividad alguna en la zona en estudio.
Abell 2261 es un cúmulo de galaxias, un sistema de galaxias ligado gravitacionalmente, una de las estructuras más grandes del universo. En el centro de Abell 2261 se encuentra su galaxia más brillante, A2261-BCG, con el núcleo galáctico más grande registrado, de unos 10.000 años luz de diámetro.
Según la masa de la galaxia, debería haber un agujero negro con una masa central de al menos tres a 100 mil millones de masas solares. En comparación, el agujero negro supermasivo de la Vía Láctea tiene solo cuatro millones de masas solares.
Pero en lugar de la radiación que es característica de un agujero negro supermasivo activo, el núcleo de A2261-BCG está lleno de una niebla difusa de luz brillante de las estrellas. No se pudo detectar ningún indicio de un agujero negro con los telescopios Hubble o Chandra.
Ahora, un equipo de astrónomos dirigido por Kayhan Gulthekin de la Universidad de Michigan está probando la hipótesis de que el agujero negro podría haber sido expulsado de A2261-BCG.
Esta idea es coherente con la lógica teórica de la existencia de un sistema de galaxias ligado gravitacionalmente, que, de acuerdo con la astronomía moderna de ondas gravitacionales, puede fusionarse con otras galaxias. En este caso, los agujeros negros supermasivos en el centro de estas galaxias fusionadas también se fusionan, girando en espiral entre sí para convertirse en un gran agujero negro. Cuando los agujeros negros supermasivos se fusionan, se forman ondas gravitacionales que pulsan en el espacio-tiempo. Y, en teoría, el retroceso podría lanzar el agujero negro combinado en la dirección opuesta a las ondas gravitacionales.
Para encontrar rastros del agujero negro, los científicos intentaron determinar el nivel de su actividad. Resultó que la última actividad del objeto se registró hace unos 48 millones de años. Los astrónomos también prestaron atención a las características de A2261-BCG y encontraron que la densidad del gas caliente disminuye a medida que se acerca al centro, y la densidad de gas más concentrada no se encuentra en el medio del núcleo, sino a su alrededor.
Solo puede notar la radiación de un agujero negro cuando se está alimentando . Por tanto, la ausencia de radiación no significa la ausencia del propio objeto celeste en el centro de A2261-BCG. Sin embargo, el agujero negro está actualmente inactivo o su actividad es demasiado baja para ser detectada por los telescopios modernos. Los expertos están pensando en otra hipótesis de la desaparición de un agujero negro, tal vez se lanzó mucho más allá, más allá del alcance de la investigación.
